Miles de inmigrantes desgraciados y medio-vivos
llegan en pateras a Europa y son arremetidos a su insignificancia, después de
que los europeos hayamos llegado a sus tierras en suntuosas carabelas desde
hace poco más de quinientos años.
En Gaza se mueren miles de palestinos e israelíes a
manos de una asquerosa política internacional que decidió recompensar a los
judíos por el Holocausto, regalándoles tierras que no les pertenecían
totalmente. En cambio, los israelíes, se divierten “jugando” al Holocausto
sacrificando a los palestinos Pero, ¿a
quien se le ocurre regalar a un desconocido un territorio que no le pertenece?
¿No estaba claro que esto pasaría? ¿No lo habían visto ya con los efectos de la Conferencia de Berlin?
(no nos olvidemos que Kosovo está ahí y es fruto de la misma fórmula política).
En Ucrania “algo” esta pasando. Los parcos y
clandestinos relatos que llegan dan cuenta de una realidad horrorosa, a la que
esta sujeta la gente que vive ahí y a quienes les importan tres pepinos, donde
narices ponen la frontera los rusos y los ucranianos. Es como si Portugal se
pusiera en guerra con España y reclamara un República Independiente de
Olivenza. ¿Estaría la gente de Olivenza, Portugal o España dispuesta a perder a
sus familiares y amigos a cambio de una puñetera línea dibujadas en el
mapamundis? No confundamos identidad con represión, que es lo que en realidad
está pasando.
Y no pasa lo mismo en España porque los
condicionantes son otras, pero la verdad es que ya estamos todos hartos de las
especulaciones Catalunya vs. España. Lo daría todo para ser una mosca y estar
presente en las reuniones entre Más y Rajoy. Me apuesto la vida en como hablan
de todo menos de la independencia de Cataluña. Os acordáis de cuando en el
2007, en Lisboa se hizo una cimera UE-África a la cual acudieran, entre otros,
¿Kadafi? Pues que al final todo fue una fea, muy fea taponera para un sin fin
de juegos sucios. El más conocido es aquel en que Sakorzy y Zapatero negociaran
con Kadafi la compra-venta de armamento.
Bueno, una vez expresado mi hartazgo con el mundo,
vuelvo al tema que me movió a escribir estas líneas: una noticia leída en El
País que me hace recobrar parte de mi esperanza en la justicia. Pues, parece
ser que uno de los muchos comités de ONU que sirven, sobre todo, para montar
despacho en barrios pijos de países tercer mundistas, ha hecho una especie de
ultimátum políticamente correcto a España. El país del torito y de las morenas
con vestidos con lunares tiene noventa días para darse prisa y decidir que
hacer con las víctimas del Franquismo.
En este caso concreto se refieren al drama de las
desapariciones forzadas durante el Franquismo. Una trama que sembró la muerte
de miles de españoles y/o republicanos, entre los cuales el famoso Federico García Lorca, de quién hasta hoy no se ha encontrado sus
restos mortales. Pero pueden también referirse al caso de los niños robados,
entre otras mil y una trampas que se cocieran durante los cuarenta años de
dictadura española. Aquí os he escrito un poco sobre el tema.
No podría dejar de manifestar mi impresión sobre
esta noticia. Aunque crea no pasa de una noticia y que en realidad poco o nada
se avanzará mientras esté este gobierno. La ley de la memoria histórica en
España va de encuentro a unos cuantos lobbies.
No es de la conveniencia de muchos que la suciedad de la Guerra Civil sea
siquiera tocada.
De los tres años que pasé en España pocos temas me
llamaran más la atención que todo el rollo de la Guerra Civil. No por
fetiche, sino más bien porque es algo palpable. Aún hay muchos testigos vivos
de esos días de violencia entre hermanos de sangre, luego de la hambruna y de la represión. Hay
aún muchas familias que buscan sus niños robados y otras más que no saben donde
se encuentran sepultados sus seres queridos. Y no es que sea el vecino del
primo del abuelo de Dª Pepita quién me lo contó. No. Yo lo he escuchado de
gente que sigue sufriendo en la piel esa maldita represión treinta y siete años
después de la muerte del fascista.
Y es que justo en mi último paso por Madrid, en
abril, iba de paseo y paré junto a un “algo” que yo no sabia lo que era. Había
una bandera de la República y una placa en memoria de las mujeres
encarceladas. Luego, me enteré que se trata del terreno con los despojos de lo
que fue la antigua cárcel de Carabanchel.
Posiblemente en el futuro se hará algún condominio donde sólo los hijos de los
que no sufrieran represión y, por lo cual no han visto sus vidas interrumpidas,
podrán pagar un piso. Eso pasó en Lisboa con el antiguo edificio de la PIDE (Policía de la Dictadura del Estado
Novo).
antigua cárcel de Carabanchel |
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