Yo y mis amigas con los gémelos de Gran Via (por cierto, majísimos y muy cheli) |
No es una ciudad de monumentos. La verdad es que exceptuando Madrid de los Austrias no hay una arquitectura características. Más bien nos encontramos con una anarquia de estilos que viven en perfecta comunión pero así es Madrid: monumental en el bater de su corazón siempre tan vivo.
Recuerdo ese primer findesemana en que me perdi en la Calle del Pez, en mi favoritísima Malasaña. Necesitaba ir a Gran Via y me acerqué a un quiosco para pedir indicaciones. Su dueño, al ver que me acercaba, antes de yo pudiera siquiera darle los buenos dias , abrió los brazos hacia mi y me gritó con una alegria de la gente de aqui "buenos diiiiias guapetona. Y no me digas que no estas guapetona!!!"
Y así siguieron saludandome en los bares, en el supermercado del barrio, por los vecinos. Aunque hubiera amanecido con unas ojeras tremendas la gente me saludaba con una sonrisa. "buenos dias cariño", "adiós mi vida", "hola guapa". No que yo lo sea sino que los madrileños son así y punto pelota!
Resumiendo, los madrileños son la alegria de un partido del Atleti, una caña fresquita en una tarde de invierno, un paseo por Sol a un Sábado por la tarde, una quedada en el kilómetro cero, las porras al desayuno y el bocata de calamares, un bar lleno de ruído donde todos hablan a la vez y cada vez más alto(y parecen entenderse), una carcajada porque ellos, los madrileños, siempre tiene un motivo para "liar la de Diós. Lo que no está escrito". Y para luchar aunque ellos mismo se crean unos débiles acomodados. En la vida podré olvidar esos meses de indignación donde, después de cada jornada laboral, la gente se pasaba por Sol para ver el ambiente y ya se quedaba un ratito a "ver que pása". Todos juntos en calle con la ilusión en la mirada sacábamos las pancartas y grítabámos en unísono "Ley de extranjeria para la Reina Sofia", "Democracia Real". Creer que todos juntos sí que podríamos cambiarlo. Y yo en el médio del mogollón gritando palabras de lucha. Me dejaba llevar y pensaba que se todo el mundo llevase un madrileño dentro sí que se podría llegar a cambiar el mundo.
No todo fueran flores. Me custó aprender que los madrileños también son bordes. Yo que vengo del país de lo políticamente correcto no logré nunca acostumbrarme al camarero que grita del otro lado de la barra "que te pongo?", al compañero de trabajo que dice "vosotros, los extranjeros, lo habéis venido a fastidiar". Ni hablar de las dependientas de El Corte Inglés "Ãh? Qué dice que no la entiendo?". Pero Madrid se va dibujando así, a través de la masa humana y ahora es también mi casa y se me parte el alma de morriña ante la incógnita de saber si algún dia volveré a salir a la calle sólo para ver pasar a la gente. Esa gente que sin saber me enseño a hablar español "sobre la marcha".
Y en mi memória el 23 de Enero del 2010, cuando llegué de Lisboa para vivir en la capital del Reino. En el aeropuerto me esperaban mis amigos Guillermo y Laura. Me llevarón de paseo de coche por la Castellana. Hasta hoy me encanta cruzárla de la misma manera porque me recuerda a mis primeras horas: el anuncio de Andalacía en el tejado de un edificio, las torres de Plaza Castilla. Y cuando pasábamos delante de Nuevos Ministérios mis cicerones me explicaban que ahí es donde estaban muchos de los políticos. Yo con la ingenuídad de quién esta acostumbrada a la ausencia de terrorismo les contesté alegremente "Pues aqui me echaria yo unas cuantas bombas".
Ay... y las tardes de primavera-verano tirada en el césped de El Retiro con Sofia ou simplemente sóla. Y más tarde, ya con el corazón arropado de amor, recogí las calles de Madrid, caminando al lado de David. Me iba contando donde se ha comido su primer Kebab; su amor por la Cuesta de Moyano y las maravillas literarias que uno se puede encontrar ahí; el sítio exacto donde Zorrila ha leído por primera vez algunos de los versos de D. Juan Tenório etc...
Y en un dia frio de Enero del 2012 la vida se tragó a mi amigo Álvaro, un madrileño engachado a la vida y al Mundo. Entonces yo no volvi a perder un día tirada en el sofá, a menos que el cuerpo lo pidiera. Después de ese hecho terrible me enamoré perdidamente de la vida y Madrid estaba a mi lado, corriendo al ritmo de mis ganas de disfrutar cada segundo.
Es difícil elegir un sólo sítio porque una vida no llegaria para conocer cada rincón de este grande pueblo. Me da una envídia terrible de Sabina porque quisiera yo haber escrito el poema de la canción "Pongamos que hablo de Madriz".
Hasta siempre Madrid!
2 comentários:
Grande, muy grande este resumen de tu paso por los madriles... Sabes de sobra que ya eres una gata y que en 'breve' el equipo de Babilonia irá para ver cómo poco a poco te mezclas con la gente de tu nuevo lugar :) Ánimo gata! ;) te estaremos vigilando... Por cierto, gracias por el link! :D
Ese DELE, está haciendo mucho daño a los españolitos y gat@s de Madriz!!!
Parabens menina, foi um prazer ficar juntas por Madrid.
A vida sigue, o camino é largo!!!
Desfruta muito.
Saudades amiga.
Um abraço fortinho,
Katia
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