sexta-feira, 30 de novembro de 2012

Crónicas do Porto IV: a amizade não tem fronteiras

Foi num atardecer triste, num canto da Marabunta, que ouvi o poeta David Eloy Rodriguez declamar o poema da sua autoria "Brindis" . 

Ao  ouvir 

Brindemos por el recuerdo de los buenos, y por el viento que dispersa las cenizas.

não pude conter a emoção e deixei escapar uma ou outra lágrima.  

Ao meu lado estavam a Vanessa e a Bárbara. 

Felizmente, as coisas são assim e o vento ajuda mesmo a dispersar as cinzas e a dor e o vazio que aqueles que partem deixam nas nossas vidas. Todos sabemos que ninguém substitui ninguém no entanto, se estivermos atentos e receptivos, a vida por vezes traz-nos uns presentes maravilhosos. 

Esta é a minha ultima crónica sobre o Porto. Muitas coisas ficam por contar e por sugerir. O melhor é que visitem vocês mesmo esta cidade tão encantadoramente decadente. Esta é também uma forma de dizer Obrigada à minha amiga madrileña, a Vanesa, pela sua amizade e pela óptima companhia na viagem ao Porto. 

E aqui estamos nós, com um Porto achocolatado, a fazer um Brindis à Amizade, à Lingua Portuguesa, a Madrid e ao Porto. 



 


BRINDIS

La vida pasa derrumbando edificios. Deja palomas muertas, palabras rotas, sangre seca, direcciones ilegibles, llaves oxidadas, silencios.


Pero que eso hoy no nos importe, que no nos impida enumerar las razones que tenemos para vivir.


Brindemos pues por esta bendita lumbre: la vida, esta casa en los acantilados de la que somos huéspedes, este vals con el sepulturero.


Brindemos, aunque sea invierno, porque hay primaveras.


Brindemos por los presos, por los heridos, por los enfermos.


Brindemos porque logramos ir al asombro como al aire, porque hemos averiguado el sabor del agua en lo oscuro y cómo muerden los dientes verdaderos, porque hay puentes y océanos y misterios y multitudes y siembras y planetas.


Brindemos por los viajeros que en un segundo se cuentan todo con los ojos.


Brindemos porque es posible convertir la vida en palabras, las palabras en vida.


Brindemos por la transformación.


Brindemos porque podemos hacer, hacer, hacer.


Brindemos por los momentos que justifican la existencia, por lo que permanece, por las marcas indelebles como cicatrices al sol.


Brindemos por las resistencias, por los motines, por los fugitivos.


Brindemos por los que llegan a tiempo al amor y por los que no.


Brindemos por los que no saben, o no pueden, o no quieren brindar.


Brindemos por el recuerdo de los buenos, y por el viento que dispersa las cenizas.


Brindemos con una copa unánime por saber siempre ofrecer, como hoy, un ramo de flores a los vivos.


David Eloy Rodriguez

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